En una nueva exhibición del Museo Nacional del Prado, Ávila tiene un papel destacado. En esta ocasión, la exposición ‘Herrera el Mozo y el Barroco Total’ presenta a uno de los artistas del Barroco más únicos e innovadores en España. Cuatro obras de Aldeavieja, restauradas y expuestas en una muestra que se puede visitar hasta el 30 de junio en la sala C del edificio Jerónimos de la pinacoteca nacional.

En Aldeavieja se guardan estas obras y han sido restauradas en los talleres del museo. Se asemejan a una época en la que Luis García de Cerecedo, un experto en caballerías y originario de Aldeavieja, estableció su capilla funeraria en la iglesia de San Sebastián de la localidad en 1653. El cuadro principal del retablo, llamado ‘Sueño de san José’, fue creado por Francisco de Herrera ‘el Mozo’. Herrera también fue encargado de pintar el retablo de la ermita de Nuestra Señora del Cubillo, lo que demuestra el reconocimiento que ha ganado el artista y su demanda por parte de la clientela privada. Tanto el cuadro del retablo de la ermita del Cubillo como el ‘Sueño de san José’ han sido restaurados para esta exposición, que ha proporcionado información esencial para comprender el proceso creativo del artista.

En el Prado se exhibe lo más destacado de su producción, incluyendo el ‘Sueño de San José’ de Ávila, cuya restauración ha supuesto la reaparición de esta pintura, según el museo.

El retablo dedicado a san José en la capilla funeraria creada por Luis García de Cerecedo en la iglesia de San Sebastián de Aldeavieja está decorado con este óleo sobre lienzo de 1662.

De acuerdo con la información proporcionada por el Prado, la restauración reciente de la obra ha permitido disfrutar de su estilo fluido, arrastrado, rápido y vibrante, creado con un pincel de cerdas largas y gruesas, algunas de las cuales aún se encuentran en la pintura.

El efecto de una pintura que debe verse a cierta distancia debido a su posición en el altar mayor se amplifica con esta pincelada suelta. La restauración ha hecho que la capa verde azulada traslúcida de la coraza del ángel sea muy llamativa debido al uso de malaquita, esmalte y sulfato de cobre con una baja proporción de albayalde, que se utilizan con gran generosidad y efecto tanto aquí como en los lienzos de la ermita del Cubillo. Además, el colorido rosáceo de las telas flotando al viento se destaca aún más junto al color calabaza del tejido. Uno de los elementos que ayudan a valorar la recuperación de este lienzo monumental en la historia de la pintura española es el uso del color, así como la luz, otro recurso común en Herrera, quien lo utilizó con gran éxito aquí a través de los rayos lumínicos que emanan del Espíritu Santo, llenando de claridad la composición. El paisaje original que Herrera creó ha sido restaurado en el lienzo, que incluye un elemento adicional en su parte inferior.

También se exhiben otras tres pinturas de la ermita de Nuestra Señora del Cubillo, que son óleos sobre lienzo y pertenecen a los años 1665-66. Se incluyen obras como “San Luis rey de Francia”, “San Antonio de Padua con el Niño Jesús” y “Descanso en la huida a Egipto”.

La esposa de Luis García de Cerecedo, María Antonia de Herrera, tenía la intención de construir el retablo del altar mayor de la ermita de Nuestra Señora del Cubillo y dedicarlo a la Virgen, por la que tenía una gran devoción, según sus disposiciones testamentarias.

A un lado y otro de lo que sería el camarín, se encuentran los lienzos de los santos patronos del matrimonio, San Luis rey de Francia a la izquierda y San Antonio de Padua a la derecha, respectivamente. La escena del “Descanso en la huida a Egipto”, creada por Francisco de Herrera el Mozo, decora el centro del banco.

Es importante resaltar la restauración significativa realizada por María Álvarez Garcillán en “Descanso en la huida a Egipto”. La obra ha recuperado su tono original y permite leer la pintura de manera precisa. La intervención ha permitido que el paisaje sea más colorido, donde la utilización de la malaquita es fundamental.